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Una rutina personalizada

  • Gerardo M. Enríquez Rivera
  • Jul 2, 2017
  • 3 min read

Estaba yo preguntándome, ¿qué dirían los días de la semana si les diéramos la oportunidad de hablar? Y esto fue lo que pensé en un diálogo mental:

Domingo: Por la mañana soy el más amado, se pueden levantar tarde, que si domingo de playa, que si domingo de chinchorreo, que si domingo de vagonear en casa, eso dicen. Sin embargo, cuando llega la noche soy el más pesado por culpa del Sábado y Viernes, pero más porque al otro día viene el maldito Lunes. Debido a otros salgo jodido yo, ¡qué cojones!

Lunes: A mí nadie me quiere, ¿quién habrá sido el graciosito de haber puesto el comienzo de los trabajos y las clases sobre mi responsabilidad? ¡Qué bello es todo! Tener que aguantar esto no es fácil, mi hermano, créeme, tengo más haters que Lebron James y Cristiano Ronaldo juntos. No obstante, eso no pasa cuando soy feriado, ahí vienen todos estos hipócritas a tratarme como a mi pana Domingo (aunque él me tiene un tipo de resentimiento), ahí soy parte del fin de semana, soy el que estira la pachanga.

Martes: Esta gente carga el odio que le tienen a Lunes hasta mí, pero bendito, ¿qué culpa tengo yo? Ya pasó mi compañero, pero todavía lo maldicen. Pero, ¿y qué me dicen cuando tengo que coger su rol porque no sé a quién se le ocurrió la fantástica idea de darle al Lunes uno que otro día de vacaciones? ¡Qué bonito! Me tengo que lamber ese límber y ahí soy más odiado que este gobierno, ya que ante la opinión pública soy el que agua la fiesta del famoso “Fin de Semana Largo”.

Miércoles: “El ombligo de la semana, el ombligo de la semana”, me tienen molesto con esa bipolaridad cotidiana de que están explotados de la semana, pero a la vez contentos porque falta nada para acabar la semana. Entonces, soy el bueno y el malo a la misma vez. O me quieren o me odian, pero ese sube y baja me tiene encojona’o ya porque no sé cómo comportarme con ellos si no sé cómo me van a tratar. A veces con un abrazo y a veces me salen de atrás pa’ adelante. Demasiado impredecibles, se parecen a los medios de este país, nadie sabe con qué sorpresa le saldrán al pueblo.

Jueves: Conmigo, aunque están cansados, no joden tanto, fíjate. Yo rápido les como la mente con el espectacular “Juernes”, entonces me tratan, más o menos, como mi gran amigo Viernes. Aunque no te miento, hay días en que eso como que no funciona tanto y quieren que me acabe más rápido que el más odiado Lunes (que suelen ser eternos para algunos). Esos días me siento rechazado e ignorado por la sociedad, pero más son los días que recibo un amor artificial de su parte, por lo tanto, a mí no me importa ser un lobo disfrazado de oveja, después de todo.

Viernes: Mi nombre es un homenaje de gloria para muchos. La gente me tiene memes de celebración, me tiene canciones en la escuela y en el trabajo, me tiene me monta un baile con el simple pensamiento de que llegué. Son tan creativos, yo me lo gozo. Imagínate si soy tan importante y todos quieren ser como yo, que el Jueves a veces se hace llamar “Juernes” pa’ caer bien. Siento la envidia de mis compañeros de la semana, pero, ¿qué se puede hacer? Yo no pedí ser el mejor, sin embargo, lo soy.

Sábado: Viernes se cree la última Coca-Cola del despierto, pero aquí el de la verdadera vuelta soy yo, a él le podrán hacer homenajes y cuanta cosa la gente se inventa, pero ahí se queda todo. Cuando la gente realmente vacila es cuando yo llego, el “Rey del Party”, algunos me dicen. Están descansaditos y al otro no se tiene que levantar temprano, ¿qué mejor que eso pa’ irse pa’ ta’ bajo sin preocupación alguna? Gracias Viernes por activarlos y gracias Domingo por darles ese espacio pa’ relajarse luego de que yo les haya dado su mejor día de la semana. Eso sí, está el papelón que hace orilla en mi día, ¿pa’ qué mentirte?

 
 
 

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