La Ausencia del Sol
- Gerardo M. Enríquez Rivera
- Mar 9, 2017
- 2 min read
Te describiré tal y como has sido conmigo desde que el insomnio se apoderó de mí y me dio la oportunidad de conocerte. Al principio, me eras insignificante, como cualquier parte del día. Sin embargo, a lo largo de los años te has vuelto mi parte favorita del día, aunque todavía no te entiendo. Tan silenciosa que eres y tan ruidosa que pones mi mente como si fuera una avenida a las doce del mediodía siendo cada vehículo un pensamiento. Tan sutil que te haces sentir, dándome la oportunidad de expresarte mis problemas, pero es de la forma agresiva que logras sacarme las soluciones a cada uno de ellos, mediante tu silencio, nada peor que hablarle a la nada. Es tu forma de ser y no soy quien para cambiarte. No eres del todo mala, me llenas de ideas con tu serenidad que tanto te identifica. Eres esa parte del día en que me puedo manifestar tal y como soy porque estoy solo contigo, no eres quien de juzgarme, eres quien de acompañarme hasta que me duermo. No hago nada más que levantarme y ya te extraño, se debe al hecho de que el día es un ambiente tan ajetreado, sin embargo, tú no, tú eres paz para mi ser. Me atormentas y a la vez me calmas. Me pregunto, ¿qué te hace ser así? ¿Será la ausencia del Sol o la aparición de la Luna? Solo tú sabes qué te hace ser, pero en mi opinión, lo que te hace ser soy yo porque si no fuera yo el que te diera importancia, no serías nada. No sé que me haré el día en que dejes de existir, ¿qué haremos mi insomnio y yo? No creo que otra parte del día me llegue a enamorar como lo hiciste tú. Eres el secreto de pocos y mío, ya que muchos te han vivido, pero hemos sido pocos los que te hemos apreciado y dado personalidad. La razón por la cual te describí es porque ya bastaba de hablarte de mí y era tiempo de hablar de ti. ¿Me equivoqué en algo o todo lo que dije, mediante mi interpretación, es cierto? Nunca lo sabré, ya que nunca te dignas en decirme algo, bendita-maldita madrugada.
Kommentare